Situarte ante la sociedad como gitano o gitana es un acto político que tiene consecuencias

Situarte ante la sociedad como gitano o gitana es un acto político que tiene consecuencias

Actriz y divulgadora de la historia y la realidad del pueblo gitano, la activista antirracista Celia Montoya confabula contra el antigitanismo desde La Fragua Projects y el programa de Radio “Gitanos: Arte y cultura Romaní”

Nacida en Madrid y crecida en la zona de El Rastro, un barrio entonces predominantemente gitano, Celia Montoya está implicada de forma activa en el antirracismo desde hace años. Actriz y divulgadora de la historia y la realidad del Pueblo Gitano, ha sido colaboradora del “único espacio financiado con dinero público” dedicado a él, el programa de RNE “Gitanos: Arte y cultura Rromaní”, con la sección de piezas sonoras “Luz y Memoria”.

Actualmente forma parte de La Fragua Projects, una empresa de economía solidaria formada por profesionales gitanos.

¿Dónde naciste? ¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?

Nací en Madrid, en el hospital La Paz. He vivido también en Argentina, Barcelona y Granada.

Yo vivía en La Corrala, en Lavapiés, que entonces era un barrio lleno de gitanos. La biblioteca de la UNED la he conocido siendo unas ruinas en las que yo jugaba. Mi infancia la he vivido en El Rastro. Ahí mi abuela paterna, Fernanda, tenía un puesto en el que vendía camisas. Hoy la casa en la que vivía mi abuela es una biblioteca y un museo, en la calle Carlos Arniches. Mi otra abuela vivía en la calle de la Espada y tenía un puesto de antigüedades. Los fines de semana me iba donde mi abuela Fernanda y me los pasaba libre por el Rastro, entonces era todo un orden desordenado y no como ahora que todo el mundo tiene un puesto delimitado. Yo iba de un puesto al otro porque todo el mundo me conocía. Madrid ha cambiado mucho, antes los niños podían estar solos por la calle hasta que te llamaban desde casa para cenar.

Entonces tú te criaste en un barrio predominantemente gitano, ¿no?

Sí, sí. Entonces no había tanta inmigración. Yo recuerdo la primera vez que vi un negro, iba en el metro con mi padre a Gran Vía y me llamó mucho la atención. Entonces El Rastro era un barrio de gitanos, yo me la pasaba entre las casas de mis abuelas, que vivían muy cerca. Iba a un cole de monjas, a La Almudena, que ya no existe. Las monjas me enseñaron muy pocas cosas, la verdad.

¿Por qué dices eso?

Porque eran hasta violentas. Te golpeaban con la regla en las manos, te ponían a rezar, nuestros libros de lectura eran una biblia adaptada para niñas… Me enseñaron poco porque, además, en aquel entonces era una educación muy represiva, no se valoraban las actitudes. Te enseñaban a coser, a ser una buena ama de casa y a escribir muy bien. Hacíamos caligrafía, pero, te voy a contar una anécdota, a mí nunca nadie me explicó que lo que tenía que hacer era reproducirlo tal cual como estaba ahí escrito, con lo fácil que hubiese sido que me dijeran que tenía que imitarlo. Yo ponía mi mejor letra, pero no había entendido que lo que tenía que hacer era reproducirlo tal cual, hasta que llegué a esa conclusión por mí misma.

En el colegio tuve también mi primera experiencia con el racismo.

Eso te iba a preguntar…

Sí, yo era muy pequeña. Las monjas nos ponían en fila para esperar a las madres a la salida y las niñas montábamos el pollo propio de las niñas. Entonces llegó una monja y nos dijo: “Como no os portéis bien, va a venir la gitana y os va a llevar” y yo pensé: “¿Mi madre se va a llevar a alguien?” porque, para mí, la gitana era mi madre, y me sentí muy mal. Fue la primera vez en la que viví el racismo y noté que había algo distinto en mí. Se lo conté a mi madre, ella me cogió de la mano y me dijo que eran tonterías que se inventaba la monja. Aún tengo el recuerdo de cómo me hizo sentir y cómo me callé, sentí esa misma parálisis que he vuelto a sentir luego en otros momentos de la vida.

¿Cómo es el ambiente de Granada en cuanto al Pueblo Gitano? ¿Es distinto que en Madrid?

Hay espacios gueto, igual que en otras ciudades. Siempre unido al racismo encontramos además el clasismo, pero no veo que a nivel general haya una gran diferencia.

¿Y en Argentina?

Hay gitanos, sobre todo gente que ha venido de España, que se dedican a la venta ambulante, pero en cuestiones de racismo, al ser una estructura, no hay gran diferencia, es el mismo estés donde estés.

Colaboras en un programa de RNE sobre Pueblo Gitano, cuéntame más sobre ese proyecto.

Es el único programa pagado con dinero público en España dedicado al Pueblo Gitano. Es en RNE, se puede escuchar en todo el mundo, lleva 10 temporadas y se llama “Gitanos: Arte y cultura Romaní”. Lo llevan Manuel Moraga, que es un periodista aliado, y el primo Joaquín López Bustamante.

Me ofrecieron una sección en 2017. Luz y Memoria es un proyecto artístico multidisciplinar que llevo escribiendo y haciendo toda mi vida, siempre quise dirigir o hacer Teatro de referentes y Memoria Histórica Gitana, con actrices y actores profesionales gitanos, y racializados, así como en todos los puestos técnicos, pagando ensayos y trabajo según convenio, en condiciones. Para hacerlo con toda la dignidad que merece, hace falta dinero y, como eso no ha sido posible hasta ahora, lo convertí en ramas del mismo árbol. Luz y Memoria se compone de performances, lecturas dramatizadas, pequeñas piezas, charlas…

Cuando me ofrecieron un espacio en la radio, pensé en hacer piezas sonoras. Tiene ese título, Luz y Memoria, porque pongo luz a lugares que están ocultos en la historia a través de la memoria, porque sólo muere lo que se olvida. Me centro mucho en las mujeres gitanas, para darle referentes a nuestras niñas y niños. Es algo que aún sueño poder llevar en un futuro a escena.

¿Cómo empezaste, entonces, con Luz y Memoria?

Primero, investigando, porque yo no he crecido con Internet. Tenía mucha curiosidad porque nadie me enseñó la historia de mi Pueblo. En esa búsqueda que empezó con mis antepasadas familiares, encontré a muchas primas y tías con historias de vida realmente interesantes, al igual que hombres. Así es que, al ser actriz, me lo llevé a mi terreno. Aproveché que me empezaron a llamar para hablar y así comencé a hacer divulgación de la historia de mi Pueblo. Vi que esa contra-narrativa de contarnos a nosotros y nosotras mismas es muy importante, dar a conocer nuestra propia Historia a nuestra gente y también, de paso, a la sociedad paya, siempre desde el rigor, la investigación y dejando claro que somos una Nación Transnacional y por lo tanto muy diversa.

Las mujeres gitanas son mujeres pioneras del feminismo. De hecho, te he escuchado hablar de la phejalipen, una palabra en romaní para denominar la sororidad entre las mujeres.

Phejalipen es la palabra en rromani para denominar la sororidad. Es una palabra milenaria que viene del romaní, que los gitanos no hablamos en España porque nos la arrancaron. Igual que existe la phejalipen, existe la phralipen, la hermandad entre hombres.

Las mujeres gitanas somos pioneras en el feminismo. Los gitanos llegamos a España en el s XV y las gitanas trabajaban fuera de casa, haciendo canastas, echando la buena fortuna o cantando y bailando, y ganaban su propio dinero. Fueron utilizadas en esa sociedad de costumbres victorianas, como el ejemplo de lo que no era una buena mujer, de lo que no debían ser las payas, que es lo que siguen haciendo con todas las mujeres racializadas: nos ponen de ejemplo para hacer creer a las payas que ellas están mejor. Ahí tenemos la reducción al estereotipo mundialmente conocido de Carmen, una mujer gitana libre sexualmente y que termina muerta por ser una “mala hierba”.

Otro caso que se olvida son las cigarreras, las madres del sindicalismo en España. Ellas trabajaban en las tabacaleras, inventaron la conciliación laboral, ya que tenían a sus bebés con ellas en las fábricas, cobraban menos que los hombres y decidieron hacer una sociedad religiosa, que era la única forma de asociarse en ese momento. Cuando una estaba enferma, la cubrían, si una moría, pagaban entre todas el entierro y llevaron a cabo grandes huelgas.

Otro de los momentos más desconocidos de la historia del Pueblo Gitano es la Gran Redada, ¿me puedes contar un poco más sobre ella?

Prefiero llamarlo Prisión General de Gitanos, es más explícito ya que fue el primer genocidio o intento de exterminio del Pueblo Gitano en España. El gran promotor fue el Marqués de la Ensenada, que coincide, y esto me parece importante remarcarlo, con la calle donde está la sede del Poder Judicial en España. Lo que pretendían era exterminar a mi pueblo, se llegaron a apresar a más de 12.000 personas. Se consideraba que los niños podían trabajar a partir de los siete años y se los llevaba a las galeras y a los trabajos forzados, junto con los hombres. A las mujeres y menores de siete años se los llevaban a las llamadas casas de misericordia, que es donde se atendía a la gente enferma o sin recursos. Además, se separaba a las mujeres de los hombres para que no nacieran más niñas y niños gitanos. Se les despojó de sus riquezas y los brazos de los hombres gitanos esclavizados remaron en las galeras del expolio de la colonización.

Voy a dejar hilos para que quien quiera use su navegador e investigue, para no alargarme mucho con los ejemplos de Historia y resistencia gitana. Los primeros son mis padres y mis abuelos, que vivieron la España de la dictadura y la Guerra Civil, cuando los guardias civiles impunemente podían echar a las familias de sus casas, tirarles las ollas de comida de una patada o decidir arrancar las muelas con un alicate a cualquier persona gitana por “diversión”. Mi abuelo paterno era sargento republicano y contaba que en Valencia estuvo preso y la Pasionaria le abrió las puertas de la cárcel. Su mujer, mi abuela Fernanda, dejó a los hijos al cuidado de sus hermanas y se fue con él. Aunque nunca nos contó muchas cosas, ahora puedo interpretar las cosas veladas que decía sin decir de las fatigas que pasó por ser mujer y gitana en aquella situación. Mi abuelo materno, Antonio, al que por geografía le tocó en el otro bando, terminó siendo intendente de cocina y se dedicó a escaparse por las noches para dar de comer a muchas personas.

Como referentes históricos para investigar mencionaría a Rosa Cortés, Helios Gómez, José Heredia, Raymond Gureme, Filomena Franz, Johann Trollman, Alfreda Markowska, Otto Rosenberg, Carmen Amaya, Camarón, Rosario La Mejorana y también a gente actual, como Maritha Marques, Helios Fernández Garces, Sefóra Vargas, Josiko Hernández, María García Mayo, Samuel Escudero, Yurena Montoya o Tendencias Gitanas. Paro aquí, aunque podría estar dando referencias eternamente…

Recuerdo que nos conocimos en una de las manifestaciones realizadas por el asesinato del joven gitano Eleazar. ¿Crees que el antigitanismo sigue presente en la sociedad hasta el punto de los asesinatos?

Totalmente, desde la misma policía, hasta la seguridad privada. De hecho, hay varios juicios pendientes. Está el caso de la niña Olga en Grecia, luz para ella, a la que dejaron morir aplastada por una puerta, mientras al menos siete personas, la veían agonizar y continuaron trabajando. Este mismo año en febrero, aquí, en España, en Arrayanes, Linares, ha fallecido en el incendio de su bloque la niña de 10 años Antonia, luz para ella. Arrayanes es un barrio humilde y mayoritariamente de personas gitanas, que denuncian que tuvieron que rescatarse entre ellas mismos ya que los bomberos llegaron a los 40 minutos de la llamada de socorro, sin los elementos necesarios y que no eran proactivos. Incluso afirman y denuncian en las redes sociales que decían: “No voy a arriesgar mi vida por las vuestras¨.

Está también el caso que me has comentado de Eleazar, luz para él, una persona con una discapacidad del 75% que se pierde en un estadio y las personas que tenían la responsabilidad de orientarle y rescatarle, se le tiran encima y ¨lo matan¨. El caso, que yo sepa, está pendiente de recurso de amparo.

Se nos olvida también lo que está pasando en la guerra de Ucrania con los refugiados gitanos. Hay mucha gente que es como Hitler, que estaba calladita y con la subida de la ultraderecha se sienten más legitimados.

De verdad que se te revuelven las tripas, hasta el malestar físico, al denunciar estas realidades indescriptibles y oscuras de deshumanización.

Para terminar, quiero mencionar un ejemplo de ese saber y exigir derechos, que es clave para mí. El caso del primo Daniel Jiménez, luz para él, que “murió” en los calabozos de una comisaría de Algeciras. Gracias a la labor desinteresada de los primos y primas de Juristas Gitanos, se ha conseguido un hito jurídico en España con la sentencia a favor del Tribunal Constitucional y se va a investigar su muerte bajo custodia policial para, de este modo, llevar a cabo todas las diligencias que se les denegaron en su momento sin justificación alguna.

También me gustaría decir que, dentro del antirracismo, el Pueblo Gitano no recibe toda la solidaridad que creo que debería. Incluso a veces he sentido que se nos llama por obligación, lo que viniendo de la sociedad mayoritaria, no me extraña, pero sí dentro del antirracismo. Siento que en los espacios antirracistas siempre tengo que estar remando para que se nos haga caso, incluso que se publiquen o difundan estás aberraciones. Creo que se debería hacer una reflexión porque muchos de los gitanos que estamos en España somos españoles, tenemos papeles y debería tenerse en cuenta que el privilegio de tener DNI y pasaporte europeo no es la panacea. Hay que ampliar un poco las miras, los ejes del racismo estructural nos cruzan a todes y los gitanos llevamos 600 años en España y somos los más discriminados en toda Europa, según el recientemente publicado Eurobarómetro. Se nos extranjeriza y se nos denosta, incluso dentro del antirracismo.

¿Consideras importante, en este sentido, que se promuevan las asociaciones propias como La Fragua Projects?

La Fragua Projects es una empresa de economía solidaria. Considerábamos fundamental que, sobre todo las mujeres, tuviésemos posibilidades de trabajo digno, con unas condiciones en las que se valore nuestro trabajo y en las que esté bien remunerado.

Los ejes de La Fragua son los feminismos, el antigitanismo y el empoderamiento de las personas. Ofrecemos el puente de la red profesional, que son herramientas a personas profesionales, gitanas y racializadas cualificadas, que muchas entidades no tienen y que en el mercado laboral tienen más trabas para encontrar trabajo. Hacemos también incidencia política desde el conocimiento de derechos y la exigencia, porque consideramos la política un mal necesario y creo que hay que utilizar las herramientas del sistema con inteligencia. Para nosotras es fundamental el empoderamiento de las personas del Pueblo Gitano y con las que trabajamos, que se sitúen como titulares de derechos y sepan cómo gestionar sus propias necesidades y reivindicaciones, sin paternalismos y dando herramientas para no ir de la mano de nadie.

Desde la Fragua Projects es una prioridad, por la riqueza que se potencia, el hacer equipos intergeneracionales cualificados y, sobre todo, apoyar a la gente joven, que necesita que se le abran caminos y espacios porque este es su tiempo. Son gente preparada, que domina las nuevas tecnologías y este es su momento.

¿Como actriz en qué proyectos has colaborado? ¿Te parece importante que no se racialice a las actrices gitanas o, por el contrario, crees que deben actuar como nuevos referentes?

El año pasado en el Campus de Verano de la Academia de Cine se escuchó por primera vez hablar de la representación del Pueblo Gitano en el cine español y me tocó a mi esa responsabilidad. Es importante que se gitanice la escena artística. En mis recomendaciones sobre este tema, “La estética de la ética”, digo que se debería contar con personas gitanas, pero no sólo con el aporte que pueda hacer el actor o actriz, su labor es pequeña y tiene siempre que ver con que desde la dirección se tenga ganas de escuchar. Hay que contar con cualquier comunidad o Pueblo tradicionalmente situado en los márgenes por la sociedad paya. Igualmente hay que contar con guionistas, coordinadores, historiadores y creadores de las propias comunidades y Pueblos. Yo no me pondría a hablar nunca de los coreanos, sin contar con profesionales adecuados y que den su visión, por mucho que me informe, investigue o lea. El arte tiene que ser libre pero también consciente porque mantiene y refuerza estereotipos. Uno como individuo se tiene que dar cuenta de los privilegios que tiene y plantearse cómo los quiere utilizar en lo personal y en lo profesional.

O haces papeles de gitana estereotipada, siempre asociada a la marginalidad, la gitana puta, la que roba, la que vende ajos, o prácticamente no trabajas. Yo decidí que no hacía ese tipo de papeles, aunque entiendo a mis compañeras y compañeros que quieren trabajar. Parece que no podemos ser psiquiatras, farmacéuticas o profesoras, los papeles que nos ofrecen están siempre asociados al estereotipo, la marginación, la delincuencia y son planos, sin matices…

Mi vida ha sido más en el teatro, haciendo ópera o zarzuela, teatro de texto, micro teatro, teatro de calle… Aparte de que me gusta más, el teatro está vivo. En el cine puedes rodar que se te ha muerto el marido y todavía no has rodado que le has conocido. El teatro es un in crescendo, respira y tiene magia, se cae un elemento del escenario y tienes que integrarlo en la obra o a un compañero se le olvida una parte y tienes que improvisar, es divertidísimo y siempre es un reto sorpresivo, para la compañía y también para el público.

Ahora se habla mucho del holocausto palestino, pero en la II Guerra Mundial también hubo un holocausto del Pueblo Gitano, ¿crees que es suficientemente conocido?

No, nosotros lo llamamos Samudaripen- Porrajmos. El 80% de la población gitana europea fue exterminada por los nazis. El reconocimiento oficial y la concesión de un día oficial del genocidio gitano no llegó hasta 1995. Muchos de los supervivientes, la mayoría, no han recibido ningún tipo de compensación.

Te doy un ejemplo del desconocimiento y de la “manipulación”, hay una fotografía muy famosa de una niña, Estela, a la que se ve sacando la cara desde un tren y que siempre se ha utilizado como un símbolo judío cuando en realidad era gitana.

Todos los años para el 2 de agosto se viaja a Auschwitz con el lema: “Mira y no Olvides” (Dikh He Na Bister). Allí se hace un encuentro de todo tipo de personas en el que se convive con supervivientes. Es un viaje muy duro interiormente y se ve algo que normalmente no se ve en las visitas a Auschwitz, el bloque 13, el bloque gitano. A las familias gitanas no se las separaba, yo tengo la teoría de que esto era así porque el Pueblo Gitano eran victimas más mansas si no se separaba a las familias. En los campos de concentración nacieron criaturas gitanas, que eran utilizadas para hacer experimentos y muchas de las personas supervivientes fueron esterilizadas, tanto hombres como mujeres, eso es asesinar el futuro. Agradezco mucho a la prima María Rubia que desde la Asociación Intercultural Nakeramos, en Barcelona, promueve y facilita la participación desde España en estos encuentros anuales.

¿Qué podrías decirme de este mito del bajo nivel de formación de los gitanos que todavía impera en la sociedad mayoritaria?

Hay muchísima gente gitana muy preparada y profesional, pero, primero, muchas veces no se va publicando por el mundo por el racismo que todavía impera. Tú no vas a una entrevista de trabajo o a alquilar un piso y no dices: “Hola, soy gitana”. Hay muchos gitanos que pasan totalmente desapercibidos y esos no cuentan porque no parecen, no hablan, no responden a los estereotipos que se tiene de nosotros y no lo dicen. Situarte ante la sociedad como gitano o gitana es un acto político que tiene consecuencias.

¿Qué enseñanzas poseen los y las mayores gitanos y gitanas que puedan legar a las nuevas generaciones?

No es lo mismo envejecer que madurar, es un matiz importante. Las personas mayores, pertenezcan al colectivo que sea, tienen mucho que aportar en la vida personal, emocional y práctica. Conocer nuestra historia, la historia de tu propia familia, esas cosas que pasaron que son historias de la Historia de un país y te han sido legadas: las cosas que se cocinaban, qué hacían en casa las abuelas y que nos vuelven a traer a ellas…

Los mayores son uno de nuestros ejes como Pueblo Gitano, así como la familia, e incluyo en esto a la familia extensa, gente con la que a lo mejor no tienes vínculos de sangre pero que, al ser gitano, te ayuda y eso yo lo he visto y vivido con mis padres y abuelos.

Por otro lado, creo que también hay que ser críticos y fomentar con urgencia el relevo generacional en los puestos de decisión de las asociaciones gitanas, ese respeto a las canas y experiencias no debe ser nunca un freno para nuestro Pueblo.

Fuente: El Salto
Autora: Elena García