Actriz y divulgadora de la historia y la realidad del pueblo gitano, la activista antirracista Celia Montoya confabula contra el antigitanismo desde La Fragua Projects y el programa de Radio “Gitanos: Arte y cultura Romaní”
Nacida en Madrid y crecida en la zona de El Rastro, un barrio entonces predominantemente gitano, Celia Montoya está implicada de forma activa en el antirracismo desde hace años. Actriz y divulgadora de la historia y la realidad del Pueblo Gitano, ha sido colaboradora del “único espacio financiado con dinero público” dedicado a él, el programa de RNE “Gitanos: Arte y cultura Rromaní”, con la sección de piezas sonoras “Luz y Memoria”.
Actualmente forma parte de La Fragua Projects, una empresa de economía solidaria formada por profesionales gitanos.
¿Dónde naciste? ¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
Nací en Madrid, en el hospital La Paz. He vivido también en Argentina, Barcelona y Granada.
Yo vivía en La Corrala, en Lavapiés, que entonces era un barrio lleno de gitanos. La biblioteca de la UNED la he conocido siendo unas ruinas en las que yo jugaba. Mi infancia la he vivido en El Rastro. Ahí mi abuela paterna, Fernanda, tenía un puesto en el que vendía camisas. Hoy la casa en la que vivía mi abuela es una biblioteca y un museo, en la calle Carlos Arniches. Mi otra abuela vivía en la calle de la Espada y tenía un puesto de antigüedades. Los fines de semana me iba donde mi abuela Fernanda y me los pasaba libre por el Rastro, entonces era todo un orden desordenado y no como ahora que todo el mundo tiene un puesto delimitado. Yo iba de un puesto al otro porque todo el mundo me conocía. Madrid ha cambiado mucho, antes los niños podían estar solos por la calle hasta que te llamaban desde casa para cenar.
Entonces tú te criaste en un barrio predominantemente gitano, ¿no?
Sí, sí. Entonces no había tanta inmigración. Yo recuerdo la primera vez que vi un negro, iba en el metro con mi padre a Gran Vía y me llamó mucho la atención. Entonces El Rastro era un barrio de gitanos, yo me la pasaba entre las casas de mis abuelas, que vivían muy cerca. Iba a un cole de monjas, a La Almudena, que ya no existe. Las monjas me enseñaron muy pocas cosas, la verdad.
¿Por qué dices eso?
Porque eran hasta violentas. Te golpeaban con la regla en las manos, te ponían a rezar, nuestros libros de lectura eran una biblia adaptada para niñas… Me enseñaron poco porque, además, en aquel entonces era una educación muy represiva, no se valoraban las actitudes. Te enseñaban a coser, a ser una buena ama de casa y a escribir muy bien. Hacíamos caligrafía, pero, te voy a contar una anécdota, a mí nunca nadie me explicó que lo que tenía que hacer era reproducirlo tal cual como estaba ahí escrito, con lo fácil que hubiese sido que me dijeran que tenía que imitarlo. Yo ponía mi mejor letra, pero no había entendido que lo que tenía que hacer era reproducirlo tal cual, hasta que llegué a esa conclusión por mí misma.
En el colegio tuve también mi primera experiencia con el racismo.
En el colegio llegó una monja y nos dijo: “Como no os portéis bien, va a venir la gitana y os va a llevar” y yo pensé: “¿Mi madre se va a llevar a alguien?”
Eso te iba a preguntar…
Sí, yo era muy pequeña. Las monjas nos ponían en fila para esperar a las madres a la salida y las niñas montábamos el pollo propio de las niñas. Entonces llegó una monja y nos dijo: “Como no os portéis bien, va a venir la gitana y os va a llevar” y yo pensé: “¿Mi madre se va a llevar a alguien?” porque, para mí, la gitana era mi madre, y me sentí muy mal. Fue la primera vez en la que viví el racismo y noté que había algo distinto en mí. Se lo conté a mi madre, ella me cogió de la mano y me dijo que eran tonterías que se inventaba la monja. Aún tengo el recuerdo de cómo me hizo sentir y cómo me callé, sentí esa misma parálisis que he vuelto a sentir luego en otros momentos de la vida.
¿Cómo es el ambiente de Granada en cuanto al Pueblo Gitano? ¿Es distinto que en Madrid?
Hay espacios gueto, igual que en otras ciudades. Siempre unido al racismo encontramos además el clasismo, pero no veo que a nivel general haya una gran diferencia.
¿Y en Argentina?
Hay gitanos, sobre todo gente que ha venido de España, que se dedican a la venta ambulante, pero en cuestiones de racismo, al ser una estructura, no hay gran diferencia, es el mismo estés donde estés.
Colaboras en un programa de RNE sobre Pueblo Gitano, cuéntame más sobre ese proyecto.
Es el único programa pagado con dinero público en España dedicado al Pueblo Gitano. Es en RNE, se puede escuchar en todo el mundo, lleva 10 temporadas y se llama “Gitanos: Arte y cultura Romaní”. Lo llevan Manuel Moraga, que es un periodista aliado, y el primo Joaquín López Bustamante.
Me ofrecieron una sección en 2017. Luz y Memoria es un proyecto artístico multidisciplinar que llevo escribiendo y haciendo toda mi vida, siempre quise dirigir o hacer Teatro de referentes y Memoria Histórica Gitana, con actrices y actores profesionales gitanos, y racializados, así como en todos los puestos técnicos, pagando ensayos y trabajo según convenio, en condiciones. Para hacerlo con toda la dignidad que merece, hace falta dinero y, como eso no ha sido posible hasta ahora, lo convertí en ramas del mismo árbol. Luz y Memoria se compone de performances, lecturas dramatizadas, pequeñas piezas, charlas…
Cuando me ofrecieron un espacio en la radio, pensé en hacer piezas sonoras. Tiene ese título, Luz y Memoria, porque pongo luz a lugares que están ocultos en la historia a través de la memoria, porque sólo muere lo que se olvida. Me centro mucho en las mujeres gitanas, para darle referentes a nuestras niñas y niños. Es algo que aún sueño poder llevar en un futuro a escena.
Esa contra-narrativa de contarnos a nosotros y nosotras mismas es muy importante, dar a conocer nuestra propia Historia a nuestra gente y también, de paso, a la sociedad paya
¿Cómo empezaste, entonces, con Luz y Memoria?
Primero, investigando, porque yo no he crecido con Internet. Tenía mucha curiosidad porque nadie me enseñó la historia de mi Pueblo. En esa búsqueda que empezó con mis antepasadas familiares, encontré a muchas primas y tías con historias de vida realmente interesantes, al igual que hombres. Así es que, al ser actriz, me lo llevé a mi terreno. Aproveché que me empezaron a llamar para hablar y así comencé a hacer divulgación de la historia de mi Pueblo. Vi que esa contra-narrativa de contarnos a nosotros y nosotras mismas es muy importante, dar a conocer nuestra propia Historia a nuestra gente y también, de paso, a la sociedad paya, siempre desde el rigor, la investigación y dejando claro que somos una Nación Transnacional y por lo tanto muy diversa.
Las mujeres gitanas son mujeres pioneras del feminismo. De hecho, te he escuchado hablar de la phejalipen, una palabra en romaní para denominar la sororidad entre las mujeres.
Phejalipen es la palabra en rromani para denominar la sororidad. Es una palabra milenaria que viene del romaní, que los gitanos no hablamos en España porque nos la arrancaron. Igual que existe la phejalipen, existe la phralipen, la hermandad entre hombres.
Las mujeres gitanas somos pioneras en el feminismo. Los gitanos llegamos a España en el s XV y las gitanas trabajaban fuera de casa, haciendo canastas, echando la buena fortuna o cantando y bailando, y ganaban su propio dinero. Fueron utilizadas en esa sociedad de costumbres victorianas, como el ejemplo de lo que no era una buena mujer, de lo que no debían ser las payas, que es lo que siguen haciendo con todas las mujeres racializadas: nos ponen de ejemplo para hacer creer a las payas que ellas están mejor. Ahí tenemos la reducción al estereotipo mundialmente conocido de Carmen, una mujer gitana libre sexualmente y que termina muerta por ser una “mala hierba”.
Otro caso que se olvida son las cigarreras, las madres del sindicalismo en España. Ellas trabajaban en las tabacaleras, inventaron la conciliación laboral, ya que tenían a sus bebés con ellas en las fábricas, cobraban menos que los hombres y decidieron hacer una sociedad religiosa, que era la única forma de asociarse en ese momento. Cuando una estaba enferma, la cubrían, si una moría, pagaban entre todas el entierro y llevaron a cabo grandes huelgas.
Otro de los momentos más desconocidos de la historia del Pueblo Gitano es la Gran Redada, ¿me puedes contar un poco más sobre ella?
Prefiero llamarlo Prisión General de Gitanos, es más explícito ya que fue el primer genocidio o intento de exterminio del Pueblo Gitano en España. El gran promotor fue el Marqués de la Ensenada, que coincide, y esto me parece importante remarcarlo, con la calle donde está la sede del Poder Judicial en España. Lo que pretendían era exterminar a mi pueblo, se llegaron a apresar a más de 12.000 personas. Se consideraba que los niños podían trabajar a partir de los siete años y se los llevaba a las galeras y a los trabajos forzados, junto con los hombres. A las mujeres y menores de siete años se los llevaban a las llamadas casas de misericordia, que es donde se atendía a la gente enferma o sin recursos. Además, se separaba a las mujeres de los hombres para que no nacieran más niñas y niños gitanos. Se les despojó de sus riquezas y los brazos de los hombres gitanos esclavizados remaron en las galeras del expolio de la colonización.
Voy a dejar hilos para que quien quiera use su navegador e investigue, para no alargarme mucho con los ejemplos de Historia y resistencia gitana. Los primeros son mis padres y mis abuelos, que vivieron la España de la dictadura y la Guerra Civil, cuando los guardias civiles impunemente podían echar a las familias de sus casas, tirarles las ollas de comida de una patada o decidir arrancar las muelas con un alicate a cualquier persona gitana por “diversión”. Mi abuelo paterno era sargento republicano y contaba que en Valencia estuvo preso y la Pasionaria le abrió las puertas de la cárcel. Su mujer, mi abuela Fernanda, dejó a los hijos al cuidado de sus hermanas y se fue con él. Aunque nunca nos contó muchas cosas, ahora puedo interpretar las cosas veladas que decía sin decir de las fatigas que pasó por ser mujer y gitana en aquella situación. Mi abuelo materno, Antonio, al que por geografía le tocó en el otro bando, terminó siendo intendente de cocina y se dedicó a escaparse por las noches para dar de comer a muchas personas.
Como referentes históricos para investigar mencionaría a Rosa Cortés, Helios Gómez, José Heredia, Raymond Gureme, Filomena Franz, Johann Trollman, Alfreda Markowska, Otto Rosenberg, Carmen Amaya, Camarón, Rosario La Mejorana y también a gente actual, como Maritha Marques, Helios Fernández Garces, Sefóra Vargas, Josiko Hernández, María García Mayo, Samuel Escudero, Yurena Montoya o Tendencias Gitanas. Paro aquí, aunque podría estar dando referencias eternamente…
Recuerdo que nos conocimos en una de las manifestaciones realizadas por el asesinato del joven gitano Eleazar. ¿Crees que el antigitanismo sigue presente en la sociedad hasta el punto de los asesinatos?
Totalmente, desde la misma policía, hasta la seguridad privada. De hecho, hay varios juicios pendientes. Está el caso de la niña Olga en Grecia, luz para ella, a la que dejaron morir aplastada por una puerta, mientras al menos siete personas, la veían agonizar y continuaron trabajando. Este mismo año en febrero, aquí, en España, en Arrayanes, Linares, ha fallecido en el incendio de su bloque la niña de 10 años Antonia, luz para ella. Arrayanes es un barrio humilde y mayoritariamente de personas gitanas, que denuncian que tuvieron que rescatarse entre ellas mismos ya que los bomberos llegaron a los 40 minutos de la llamada de socorro, sin los elementos necesarios y que no eran proactivos. Incluso afirman y denuncian en las redes sociales que decían: “No voy a arriesgar mi vida por las vuestras¨.
Está también el caso que me has comentado de Eleazar, luz para él, una persona con una discapacidad del 75% que se pierde en un estadio y las personas que tenían la responsabilidad de orientarle y rescatarle, se le tiran encima y ¨lo matan¨. El caso, que yo sepa, está pendiente de recurso de amparo.
Se nos olvida también lo que está pasando en la guerra de Ucrania con los refugiados gitanos. Hay mucha gente que es como Hitler, que estaba calladita y con la subida de la ultraderecha se sienten más legitimados.
De verdad que se te revuelven las tripas, hasta el malestar físico, al denunciar estas realidades indescriptibles y oscuras de deshumanización.
Para terminar, quiero mencionar un ejemplo de ese saber y exigir derechos, que es clave para mí. El caso del primo Daniel Jiménez, luz para él, que “murió” en los calabozos de una comisaría de Algeciras. Gracias a la labor desinteresada de los primos y primas de Juristas Gitanos, se ha conseguido un hito jurídico en España con la sentencia a favor del Tribunal Constitucional y se va a investigar su muerte bajo custodia policial para, de este modo, llevar a cabo todas las diligencias que se les denegaron en su momento sin justificación alguna.
Me gustaría decir que, dentro del antirracismo, el Pueblo Gitano no recibe toda la solidaridad que creo que debería. Incluso a veces he sentido que se nos llama por obligación
También me gustaría decir que, dentro del antirracismo, el Pueblo Gitano no recibe toda la solidaridad que creo que debería. Incluso a veces he sentido que se nos llama por obligación, lo que viniendo de la sociedad mayoritaria, no me extraña, pero sí dentro del antirracismo. Siento que en los espacios antirracistas siempre tengo que estar remando para que se nos haga caso, incluso que se publiquen o difundan estás aberraciones. Creo que se debería hacer una reflexión porque muchos de los gitanos que estamos en España somos españoles, tenemos papeles y debería tenerse en cuenta que el privilegio de tener DNI y pasaporte europeo no es la panacea. Hay que ampliar un poco las miras, los ejes del racismo estructural nos cruzan a todes y los gitanos llevamos 600 años en España y somos los más discriminados en toda Europa, según el recientemente publicado Eurobarómetro. Se nos extranjeriza y se nos denosta, incluso dentro del antirracismo.
¿Consideras importante, en este sentido, que se promuevan las asociaciones propias como La Fragua Projects?
La Fragua Projects es una empresa de economía solidaria. Considerábamos fundamental que, sobre todo las mujeres, tuviésemos posibilidades de trabajo digno, con unas condiciones en las que se valore nuestro trabajo y en las que esté bien remunerado.
Los ejes de La Fragua son los feminismos, el antigitanismo y el empoderamiento de las personas. Ofrecemos el puente de la red profesional, que son herramientas a personas profesionales, gitanas y racializadas cualificadas, que muchas entidades no tienen y que en el mercado laboral tienen más trabas para encontrar trabajo. Hacemos también incidencia política desde el conocimiento de derechos y la exigencia, porque consideramos la política un mal necesario y creo que hay que utilizar las herramientas del sistema con inteligencia. Para nosotras es fundamental el empoderamiento de las personas del Pueblo Gitano y con las que trabajamos, que se sitúen como titulares de derechos y sepan cómo gestionar sus propias necesidades y reivindicaciones, sin paternalismos y dando herramientas para no ir de la mano de nadie.
Desde la Fragua Projects es una prioridad, por la riqueza que se potencia, el hacer equipos intergeneracionales cualificados y, sobre todo, apoyar a la gente joven, que necesita que se le abran caminos y espacios porque este es su tiempo. Son gente preparada, que domina las nuevas tecnologías y este es su momento.
Como actriz o haces papeles de gitana estereotipada, siempre asociada a la marginalidad, la gitana puta, la que roba, la que vende ajos, o prácticamente no trabajas
¿Como actriz en qué proyectos has colaborado? ¿Te parece importante que no se racialice a las actrices gitanas o, por el contrario, crees que deben actuar como nuevos referentes?
El año pasado en el Campus de Verano de la Academia de Cine se escuchó por primera vez hablar de la representación del Pueblo Gitano en el cine español y me tocó a mi esa responsabilidad. Es importante que se gitanice la escena artística. En mis recomendaciones sobre este tema, “La estética de la ética”, digo que se debería contar con personas gitanas, pero no sólo con el aporte que pueda hacer el actor o actriz, su labor es pequeña y tiene siempre que ver con que desde la dirección se tenga ganas de escuchar. Hay que contar con cualquier comunidad o Pueblo tradicionalmente situado en los márgenes por la sociedad paya. Igualmente hay que contar con guionistas, coordinadores, historiadores y creadores de las propias comunidades y Pueblos. Yo no me pondría a hablar nunca de los coreanos, sin contar con profesionales adecuados y que den su visión, por mucho que me informe, investigue o lea. El arte tiene que ser libre pero también consciente porque mantiene y refuerza estereotipos. Uno como individuo se tiene que dar cuenta de los privilegios que tiene y plantearse cómo los quiere utilizar en lo personal y en lo profesional.
O haces papeles de gitana estereotipada, siempre asociada a la marginalidad, la gitana puta, la que roba, la que vende ajos, o prácticamente no trabajas. Yo decidí que no hacía ese tipo de papeles, aunque entiendo a mis compañeras y compañeros que quieren trabajar. Parece que no podemos ser psiquiatras, farmacéuticas o profesoras, los papeles que nos ofrecen están siempre asociados al estereotipo, la marginación, la delincuencia y son planos, sin matices…
Mi vida ha sido más en el teatro, haciendo ópera o zarzuela, teatro de texto, micro teatro, teatro de calle… Aparte de que me gusta más, el teatro está vivo. En el cine puedes rodar que se te ha muerto el marido y todavía no has rodado que le has conocido. El teatro es un in crescendo, respira y tiene magia, se cae un elemento del escenario y tienes que integrarlo en la obra o a un compañero se le olvida una parte y tienes que improvisar, es divertidísimo y siempre es un reto sorpresivo, para la compañía y también para el público.
Ahora se habla mucho del holocausto palestino, pero en la II Guerra Mundial también hubo un holocausto del Pueblo Gitano, ¿crees que es suficientemente conocido?
No, nosotros lo llamamos Samudaripen- Porrajmos. El 80% de la población gitana europea fue exterminada por los nazis. El reconocimiento oficial y la concesión de un día oficial del genocidio gitano no llegó hasta 1995. Muchos de los supervivientes, la mayoría, no han recibido ningún tipo de compensación.
Te doy un ejemplo del desconocimiento y de la “manipulación”, hay una fotografía muy famosa de una niña, Estela, a la que se ve sacando la cara desde un tren y que siempre se ha utilizado como un símbolo judío cuando en realidad era gitana.
En los campos de concentración nacieron criaturas gitanas, que eran utilizadas para hacer experimentos y muchas de las personas supervivientes fueron esterilizadas, eso es asesinar el futuro
Todos los años para el 2 de agosto se viaja a Auschwitz con el lema: “Mira y no Olvides” (Dikh He Na Bister). Allí se hace un encuentro de todo tipo de personas en el que se convive con supervivientes. Es un viaje muy duro interiormente y se ve algo que normalmente no se ve en las visitas a Auschwitz, el bloque 13, el bloque gitano. A las familias gitanas no se las separaba, yo tengo la teoría de que esto era así porque el Pueblo Gitano eran victimas más mansas si no se separaba a las familias. En los campos de concentración nacieron criaturas gitanas, que eran utilizadas para hacer experimentos y muchas de las personas supervivientes fueron esterilizadas, tanto hombres como mujeres, eso es asesinar el futuro. Agradezco mucho a la prima María Rubia que desde la Asociación Intercultural Nakeramos, en Barcelona, promueve y facilita la participación desde España en estos encuentros anuales.
¿Qué podrías decirme de este mito del bajo nivel de formación de los gitanos que todavía impera en la sociedad mayoritaria?
Hay muchísima gente gitana muy preparada y profesional, pero, primero, muchas veces no se va publicando por el mundo por el racismo que todavía impera. Tú no vas a una entrevista de trabajo o a alquilar un piso y no dices: “Hola, soy gitana”. Hay muchos gitanos que pasan totalmente desapercibidos y esos no cuentan porque no parecen, no hablan, no responden a los estereotipos que se tiene de nosotros y no lo dicen. Situarte ante la sociedad como gitano o gitana es un acto político que tiene consecuencias.
¿Qué enseñanzas poseen los y las mayores gitanos y gitanas que puedan legar a las nuevas generaciones?
No es lo mismo envejecer que madurar, es un matiz importante. Las personas mayores, pertenezcan al colectivo que sea, tienen mucho que aportar en la vida personal, emocional y práctica. Conocer nuestra historia, la historia de tu propia familia, esas cosas que pasaron que son historias de la Historia de un país y te han sido legadas: las cosas que se cocinaban, qué hacían en casa las abuelas y que nos vuelven a traer a ellas…
Los mayores son uno de nuestros ejes como Pueblo Gitano, así como la familia, e incluyo en esto a la familia extensa, gente con la que a lo mejor no tienes vínculos de sangre pero que, al ser gitano, te ayuda y eso yo lo he visto y vivido con mis padres y abuelos.
Por otro lado, creo que también hay que ser críticos y fomentar con urgencia el relevo generacional en los puestos de decisión de las asociaciones gitanas, ese respeto a las canas y experiencias no debe ser nunca un freno para nuestro Pueblo.
El II Campus de Verano Academia de Cine en Valencia reivindica la diversidad en las pantallas y resalta el poder de los referentes
Impulsar la diversidad de la industria audiovisual desde la fase más iniciales de los proyectos es el objetivo de la jornada que este miércoles acogió el II Campus de Verano Academia de Cine en Valencia. En el marco de esta iniciativa organizada por la Academia de Cine con la colaboración de Netflix y el apoyo del Ayuntamiento de Valencia, y coincidiendo con el Día del Orgullo LGBTIQA+, se analizaron los datos del cuarto informe del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA) sobre la representación de los colectivos minorizados en la ficción española. Unos números que dejan patente que la imagen de las personas LGBTIQA+, racializadas y con discapacidad es un desafío para nuestro cine y series.
De las 99 películas y 61 temporadas de 59 series de ficción, todas ellas correspondientes al año 2022, se desprende que los personajes del colectivo LGBTIQA+ se sitúan en un 9,2 % del total de personajes analizados, y más de la mitad de estos personajes están concentrados en apenas siete películas. Sin esas siete producciones, la representación en la gran pantalla se reduciría casi a la mitad, bajando del 7,1 % hasta el 3,8 %. Además, estos personajes suelen concentrarse en una franja de edad joven (a medida que aumenta la edad, la diversidad afectiva y sexual deja de ser representada) y se encuentran fundamentalmente en series y películas cuyo género son comedia romántica y/o musical. En contraste, apenas existen referentes LGBTIQA+ en los géneros de acción, aventura o suspense.
Respecto a los personajes racializados, se registra un aumento hasta el 12,3%, mientras que la presencia depersonas discapacitadas en la ficción ha disminuido hasta el 2,8% del total. Y, aunque hay un interés en hablar sobre salud mental, “habitualmente no se nombran las discapacidades intelectuales”, destacó Emilio Papamija, director del Informe ODA y activista, que moderó la mesa redonda protagonizada por Celia Montoya (activista española de etnia gitana), Patty Bonet (actriz valenciana y activista por la discapacidad), Jenifer de la Rosa (creadora hispanocolombiana y activista por la adopción), y Beatriz Mbula (actriz valenciana racializada), cuyos testimonios fueron escuchados por Valérie Delpierre, Álvaro Longoria, Paula Palacios, Félix Tusell, Pedro Hernández Santos, Diego Betancor, Maika Sanz y Giovanna Ribes, entre otros productores y productoras.
Integración, inclusión, ¿normalización?
«En nuestro informe era importante ver qué estaba sucediendo en este país para saber cómo se estaban comportando los medios audiovisuales. La LGBTIfobia ha remontado un 132% según un reciente estudio. El discurso de odio ha aumentado. Hay mucha polarización. Se han hecho múltiples campañas directas contra la comunidad y nos están recortando derechos. Muchas veces me dicen que se ve mucha diversidad en los medios, pero no es así”, indicó Papamija, que destacó el poder de los referentes.
Actriz y activista, Celia Montoya habló de su pueblo, del pueblo gitano, que llevan 600 años en España, “Si la historia siempre se cuenta desde la misma perspectiva, nos perdemos muchas cosas. Hay personajes gitanos, pero hay que buscarlos. Es una identidad que no es visible, pero hay historias muy guapas que contar de mi pueblo”, señaló emocionada Montoya.
“Migrante forzosa», según sus propias palabras, la directora y productora Jenifer de la Rosa explicó lo mucho que les costó sacar adelante un informe de CIMA sobre la presencia de mujeres racializadas detrás de las cámaras. Tras evaluar las respuestas de estas profesionales, De la Rosa indicó que “poco a poco, las instituciones van entendiendo que, aunque no hemos nacido en España, nuestras historias son de aquí. Nuestra visión es necesaria”, apostilló la cineasta, que hizo hincapié en la importancia de las coproducciones a la hora de retratar personajes racializados.
Nacida en Valencia, la actriz y guionista Beatriz Mbula ha tenido como referente la serie El príncipe de Bel Air. “En España hay familias negras. Si la industria quiere ser partícipe de la sociedad, ¿por qué nos da miedo representarlas?”, preguntó.
“Empezamos con la integración, en estos momentos estamos en la fase de la inclusión, ojalá lleguemos a la normalización y que el albinismo no defina al personaje en la gran pantalla, sino que solo sea una característica más”, indicó Patty Bonet, actriz albina, lo que conlleva una discapacidad visual, que no tiene referentes de personajes con albinismo “que no sea alguien con una peluca”, añadió.
El Salto Andalucía entrevista a la candidata a la alcaldía de Sevilla de Adelante Andalucía a unas semanas de las elecciones del 28 de mayo
Las niñas del instituto del barrio de Torreblanca donde trabaja Sandra Heredia (Córdoba, 1985) se lo han dejado claro: no la van a votar, aunque pudiesen. No quiere que se marche de sus clases y dejarla de ver. Hasta ahora Heredia ha podido compaginar su labor como integradora social con el activismo en movimientos sociales y su labor como concejala desde 2019.
Este 28 de mayo se presenta a la alcaldía de Sevilla como candidata del partido Adelante Andalucía a la que describen como: “la alcaldesa de los barrios”
¿Cuál fue tu impulso para meterse en política y por qué?
En política institucional llevo desde 2019, pero en movimientos sociales llevo desde el instituto que empecé con el tema de la guerra de Irak. Ahí comencé a moverme y organizarme y tras eso llegué al Sindicato Andaluz de Trabajadores, y luego vino el movimiento feminista antirracista. Primero me moví por una injusticia que era la guerra, es lo que me despertó, porque mi familia no está politizada, yo no lo he visto en mi casa. Cuando comencé a ver las injusticias empecé a ser consciente de la situación de mi pueblo.
Llevo desde siempre en los movimientos sociales y pasé a la política institucional porque creo que también hace falta, que haya otras voces en lo institucional, y que se vea que desde otro prisma también se puede hacer política.
¿Qué has aprendido de los movimientos sociales que puedas aplicar a la política institucional?
Yo creo que la mayor formación política es estar en los movimientos sociales. A mi me hace gracia la gente que cree que lo único importante es leerse a los grandes autores marxistas leninistas. Al final la militancia se aprende en la calle y se aprende militando y aprendiendo de primera mano lo que hay en la calle, la injusticia que hay, cómo la gente se autoorganiza sin medios ante la situación que están viviendo.
¿Y de las instituciones, qué estás aprendiendo?
De la institución he aprendido que es una herramienta para poner al servicio de tu gente y de la gente en general, no solamente de la gente que te vota. Con el tiempo te das cuenta que en la institución se llega a mucha gente, que puede estar en tus antípodas políticas, pero te das cuenta de que vive en la misma situación de desigualdad.
En ese sentido, ¿Cuál es tu propuesta de diálogo con las personas que no forman parte de vuestro electorado?
Yo creo que al final el diálogo se genera conociendo lo que está pasando de primera mano. Un ejemplo muy concreto es el tema de los cortes de luz en los barrios obreros de Sevilla. Cuando vas con los vecinos, vas a enterarte de lo que pasa, y te digo yo que hay mucha gente ahí que no te vota o que ni siquiera sabe que existe tu formación política.
Ellos ven una persona que es del Ayuntamiento y que se interesa por sus problemas. Hay gente que luego se sorprende, sabiendo tu ideología política, estar en los sitios es mejor que estar escribiendo una nota de prensa desde tu casa y sin saber lo que está pasando en tu barrio.
La gente lo que quiere es trabajar, olvidemos ese mantra que dice la derecha de que solo queremos vivir de la paguita.
¿Cuál es tu inspiración a la hora de hacer política?
A mi me inspira mucho mi gente, mi madre, mi prima, mi amiga y sobre todo la gente que me rodea y las mujeres de los barrios. A mí me inspiran mucho las mujeres del polígono Sur con las que trabajo desde hace años, están peleando por su barrio y les duele su barrio. Eso a mí me inspira mucho, porque son gente que lo tienen todo en contra pero que aún así están luchando por la dignidad de su barrio. Intento estar con la gente y fijarme porque es lo que me llena. También me inspiran las mujeres de otros muchos colectivos muy invisibilizados que después de la historia de vida que tienen y de la realidad que tienen sacan tiempo de su vida para luchar.
¿Qué crees que pueden aportar los barrios a la ciudad?
Hay dos Sevillas, como ya decía Pata Negra en su Rock del cayetano: la de los turistas y la de la gente. En Sevilla todo reina en torno al turismo y lo demás está totalmente olvidado. El transporte por ejemplo, de la Macarena a Torreblanca se tarda una hora montada en el autobús y la cultura está enfocada en el centro. Seguimos estando a la cabeza de los barrios más pobres de España y la gente está cansada. Luego la gente está cansada de experimentos en los que dicen que van a erradicar la pobreza, la gente lo que quiere es trabajo y vivir bien.
¿Qué vida estamos dejando? Solo la del centro, como un escaparate. Un escaparate que como en las tiendas se apaga la luz y no hay nada.
¿Qué políticas deberían crearse entonces para fomentar la vida en los barrios?
Principalmente el empleo. Las propuestas que hay son parches, porque de nada le sirve a la gente joven de Sevilla, un plan de seis meses que les ponga en un empleo al que no van a poder optar, que no es real. La gente lo que quiere es trabajar olvidemos ese mantra que dice la derecha de que solo queremos vivir de la pagüita.
La gente no quiere estar mendigando para poder sobrevivir. La gente quiere trabajar, la gente quiere vivir bien y un futuro para sus niños.La gente no quiere estar siempre pendiente de levantarse al día siguiente y no saber si va a tener que comer o si no le va a llegar la ayuda financiera. Tenemos que hacer planes reales de transformación de los barrios con el empleo y con la mejora de la escuela.Hay dinero para hacerlos pero en Sevilla se gasta el dinero en grandes eventos que se suponen que generan una riqueza increíble en la ciudad pero la gente sigue siendo pobre.
¿Cuáles son tus propuestas para hacer una ciudad más vivible y más colectiva?
El turismo en Sevilla ya ha llegado a un punto completamente desorbitado.Como estamos en campaña el PP y el PSOE se han puesto a hablar de turismo cuando son los culpables de que esto esté así, hay que tener la cara de cemento. Han dejado la vía abierta para que nos echen de nuestros barrios, para que se acabe con el comercio local y para que no podamos disfrutar de la calle. Hay que poner un coto, tomar medidas. Nosotros proponemos una moratoria para que los próximos cuatro años no se den ni una licencia más de viviendas con fines turísticos. La gente no se puede independizar, no hay oferta de vivienda pública. Yo recuerdo hace años cuando se hacían en el Polideportivo San Pablo, ahora en el salón de plenos y apenas dan.
A mi me hace gracia la gente que cree que lo único importante es leerse a los grandes autores marxistas leninistas. Al final la militancia se aprende en la calle
En los últimos meses ha habido un repunte de los discursos de odio de aporofobia y racismo en distintas zonas de Sevilla. Por ejemplo en el barrio de la Macarena. ¿Qué se puede hacer desde el gobierno local?
En el barrio de la Macarena siempre he visto que hay un poco de interés institucional en crear convivencia, hay que apostar por tener un barrio para todas. Yo concretamente desde hace años formo parte de plataformas del barrio, hay una parte que es de conciencia colectiva y social, pero hay una parte muy gorda de culpabilidad de la institución.
Llevamos pidiendo la descentralización de los recursos para personas en situación de calle para que se repartan por toda la ciudad, porque no hay unos servicios de calidad para las personas que se encuentran en situación de calle. Las trabajadoras hacen un trabajo increíble y con una sensibilidad brutal. Pero tú no puedes tener a la persona en un mismo punto de la ciudad, todo concentrado. Entonces necesitamos descentralizar, que haya modelos de albergues de pequeños grupos de personas con una atención integral con que se puedan atajar patologías duales, porque hay muchas personas con problemas de salud mental, de drogodependencia, que necesitan una atención integral.
Desde el ayuntamiento se habla mucho de sensibilización pero de qué te sirve un programa de sensibilización si tú no estás como gobierno dándole los recursos que necesita que se encuentran en esa situación de calle puedan vivir bien.
¿El último libro que te has leído?
Pues uno de Elisabeth Benavent, que tenía que evadirme y quería leerme una novela y también Por un poder andaluz de José Luis de Villar, me ha servido mucho porque yo soy andalucista desde que era chica, eso sí lo tenía muy claro, siempre soberanista. Me ha servido para conocer un poco más la realidad histórica del andalucismo aquí en nuestra tierra y de cómo seguir construyendo voz propia.
Son varias las personas gitanas que aparecen en las listas de los partidos en distintas partes del territorio. A través de su experiencia reflexionan sobre la lucha contra el antigitanismo y por una mayor justicia social desde los ayuntamientos.
El 16 de mayo de 1944 fue una fecha de terror para el pueblo gitano, pero también de resistencia. Aquel día, 6.000 romanies internados en Auschwitz (Polonia), supieron que iban a ser gaseados inminentemente. Entonces optaron por la resistencia: hombres, mujeres, niñas, ancianos plantaron cara a las SS armados de palos y piedras, frustrando, al menos temporalmente, sus planes de aniquilación.
En España, el pueblo gitano cuenta con sus propias memorias del genocidio. El mayor exponente de la voluntad institucional de acabar con el pueblo gitano es la Gran Redada, o Prisión General de Gitanos, planeada y ejecutada por el Marqués de la Ensenada el 31 de julio de 1749. Desde el reinado de los Reyes Católicos hasta la muerte de Francisco Franco un total de 360 leyes han nutrido la historia del antigitanismo institucional.
En los últimos años, el debate sobre el antigitanismo y la memoria histórica ha tomado protagonismo, gracias al activismo crítico de gitanas y gitanos, y a los avances en el ámbito institucional, con un Pacto de Estado contra el Antigitanismo recientemente aprobado, y la inclusión del este tipo de racismo como delito de odio en el Código Penal. La presencia de representantes públicos gitanos en las instituciones ha sido fundamental para estos avances.
Con la cercanía de las elecciones municipales son varias la personas gitanas que se presentan en las listas de diversas formaciones políticas. La mayoría proceden del asociacionismo o del activismo gitanos. Pese a la diversidad de formaciones, comparten una alianza transversal para lograr avances en la lucha contra el antigitanismo y mejoras en las vidas de un pueblo históricamente marginado y perseguido.
Del activismo al partido
A María Hernández Pérez, candidata de Unidas Podemos- Izquierda Unida por León, no le hablaron en el colegio nunca de la resistencia de los gitanos frente a los nazis, aquel 16 de mayo de 1944, tampoco le mencionaron nada de la Gran Redada. Lo que sí tuvo que afrontar en la escuela de monjas donde estudiaba en León fue que su tutora le recitara todos los días los primeros versos de la Gitanilla de Cervantes: “Nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones”, evoca. Fue en aquella época, con tan solo diez años, cuando descubrió el antigitanismo. Y contra él lucha desde que tiene memoria. Durante una temporada, Hernández colaboró con el Secretariado Gitano, pero no compartía su visión, a su juicio paternalista, de afrontar el antigitanismo. “Por algo es una entidad surgida de la Iglesia”, apuntilla.
“Empecé a explorar otras otras vías. Hace unos cuantos años, antes de la pandemia, coincidimos unos cuantos activistas en una plataforma que montamos que se llamó Camelamos”, desde ahí hacían, explica la leonesa —aclarando que no le gusta particularmente esa palabra— lobby político. Como activista, Hernández se ha centrado en el comercio ambulante, ámbito en el que trabaja. Reivindica que es un sector históricamente relegado y sin embargo fundamental: “Hablándote desde la España vaciada somos los únicos que llegan a sitios donde no llega nadie más”. Para la activista, su función es doble: actúan como pacificador social al disponer de productos más asequibles, por otro lado llevan cosas donde nadie más las lleva: “Pienso en la señora que si no va mi primo y le baja a León con las recetas y se las coge y se las sube al siguiente mercado, pues nadie se lo hace”.
A María Hernández, candidata de Unidas Podemos- Izquierda Unida en León, no le hablaron en el colegio nunca de la resistencia gitana, lo que sí tuvo que afrontar fue que su tutora le recitara todos los días la Gitanilla de Cervantes: “Nacen de padres ladrones, críanse con ladrones…”
Hernández entró en el Ayuntamiento de León de 2015 a 2019. Formaba parte de una agrupación de electores, vecinas y vecinos de los barrios que se juntaron al calor del municipalismo de la época. Antes de eso, había llegado a Podemos de casualidad, un día que vio “una noticia muy chiquitina”, de un periódico en un bar, anunciando la primera asamblea de la formación en León, vio que estaba a tiempo de ir y para allá y tiró. “Y así empezó mi vida en la política: me acerqué a oler y, pues mira, me quedé ahí y acabé siendo incluso la responsable de Feminismos en Castilla y León”.
Para Hernández, el espacio municipal es un lugar privilegiado para hacer políticas reales y de reparación. Entre los logros de su etapa como concejala destaca cómo se consiguió que la celebración del 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, pasara de ser responsabilidad de Servicios Sociales a responsabilidad de Cultura. También trabajó en la modificación de la normativa municipal de la venta ambulante. De aquellos cuatro años de gestión también salió un Consejo de la población gitana “donde están representados desde los ancianos hasta asociaciones que son gitanas o que son progitanas, o que trabajan con personas gitanas, desde ahí se pueden abordar muchísimos temas”.
Paqui Maya Heredia, regidora de Sabadell, también piensa que desde los municipios se pueden hacer políticas fundamentales para el pueblo gitano, y no solo. Procedente del ámbito social, con experiencia en inserción laboral y educación, Heredia entró en política de la mano de Esquerra Republicana. Desde la agrupación conocían su labor en las políticas municipales dada su participación en diferentes mesas del ayuntamiento. “Una de las propuestas que tenía muy clara Esquerra Republicana aquí en Sabadell era poder incorporar a personas de la ciudad que pudieran representar otros sectores, y no fuera toda la representación de personas blancas, payas, no gitanas, sino tener un reflejo más real de quienes vivimos aquí, donde hay casi un 5% de población gitana”. Heredia califica su invitación a incorporarse al partido como “una grata sorpresa”.
Todo esto Heredia lo cuenta desde la conciencia de que la incorporación de personas gitanas, (y en general de minorías) a las listas puede verse criticada como un ejercicio simbólico que conviene a los partidos para mostrar diversidad, para llenar una cuota que realmente no cambia sus políticas. “Pero esto ya se ha debatido en el caso de las mujeres, y gracias a estas iniciativas, a las cuotas, hay mujeres representando y ocupando espacios a los que antes no teníamos acceso. Yo nunca me he sentido un objeto, no me siento un florero, no me siento la pieza cultural de la comparsa dentro de la orquesta”. Y espera que del mismo modo que estas políticas positivas han servido para normalizar la presencia de mujeres en lugares de toma de decisiones, “esto también evolucione y dentro de pocos años tengamos gitanos en puestos mucho más importantes”. Entre los logros derivados de la incorporación de personas gitanas a las instituciones, Heredia cita el Pacto de Estado contra el Antigitanismo. Ella espera repetir como regidora de su ciudad, está en el puesto número seis y las encuestas son favorables.
Sin salir de Catalunya, en Barcelona, Ricardo Valentí aspira a entrar en el ayuntamiento de la mano de Junts Per Catalunya. Este activista cuenta con una larga trayectoria al frente de la asociación de gitanos referente del barrio de Gracia y ha podido interactuar desde el Consejo Gitano del Ayuntamiento de Barcelona, con representantes de diversos partidos: “En este contexto me ofrecieron por primera vez hace cuatro años ir en las listas de Junts per Catalunya, y este año me lo han vuelto a ofrecer. Es gente que conozco, una de las personas en la lista será la presidenta del Consejo Gitano del Ayuntamiento de Barcelona”.
Velentí considera que no hay nada nuevo en que los partidos sumen a activistas tras ver su trayectoria. De hecho, explica, la presencia de diputados o eurodiputados gitanos es importante. “Tenemos a Bea Carrillo, Sara Jiménez e Ismael Cortés, y ellos también empezaron desde abajo, cada uno con su partido, cada uno con su ideología. Nos respetamos todos, somos gitanos todos y todos somos hermanos”. Para dar fe de que este es un proceso de larga data, Valentí cita a Juan de Dios, el primer eurodiputado gitano. ¿Cómo empezó? Pregunta el candidato de Junts: también por la base, recuerda, y añade: “La Constitución Española lleva su firma”.
Para Escudero, la política va de ayudar a la gente de su barrio, y espera “dar ese punto de realidad que muchas veces falta en las instituciones”. Defiende que hacen falta más gitanos y gitanas en la política y la administración
Mucho después de que Juan de Dios se convirtiera en referente de los políticos gitanos nació Samuel Escudero León, hace ahora 24 años. Ya desde muy pequeño sintió la llamada de la participación, primero en espacios juveniles y de estudiantes. Escudero viene de Vallecas y se presentará a las elecciones en la lista de Más Madrid. Si piensa en qué es la resistencia gitana, le vienen a la mente resistencias cotidianas, como lo que implica levantarse en la madrugada para trabajar en el mercadillo, las madres que se baten por sus hijos, el apoyo mutuo cuando las instituciones te abandonan, como sucedió durante la pandemia, compartir en la pobreza, como le contaba su abuela que hacían en los años más duros y siguen haciendo.
Pese a formarse en un centro público impregnado de la diversidad del barrio, este joven tuvo su primer encontronazo con el antigitanismo encarnado en un profesor, fue en primero de la ESO, era un solo docente que “tenía ciertos estereotipos, prejuicios. Cuando llegué a clase recuerdo que me dio un dibujo y un boli y me dijo ponte atrás, no molestes”.
Escudero no lo dejó pasar y lo contó en casa. La asociación de Vallecas de la que formaba parte, su madre y su tía intervinieron, a Escudero no le iban a impedir estudiar como cualquier otro compañero, el centro también reaccionó. A parte de este caso, Escudero recuerda su instituto como un espacio de buenos profesores, mentores, dice, donde además fue estrenando su inquietud participativa: fue delegado, representante de los alumnos, y responsable de igualdad.
Pronto empezó a dar charlas en centros educativos, como referente positivo para el alumnado: “En algún momento, con 16 años, acabo en el Parlamento Europeo hablando del pueblo gitano y sobre todo de la juventud”, recuerda. De los años de combatir el antigitanismo con sus primos, gente que ahora es familia, surgió su primer contacto con lo que entonces era Ahora Madrid. En 2019 se incorporó, ya con Más Madrid, como vocal vecino de Vallecas: “Los últimos cuatro años estaba trabajando en propuestas de mejora del barrio, en juventud, en deporte, en infancia, en movilidad, que en las pocas competencias que tiene la Junta de Distrito respecto a la educación”.
En esas estaba, y en trabajar como cocinero cuando un día, “lleno de guacamole”, puntualiza, le llaman para invitarle en las listas autonómicas. Tras pensarlo un ratito, dijo para adelante. Pensaba que se trataría de un puesto simbólico pasando el número 50 pero al salir las listas provisionales vio que estaba en el número 32. “Por las encuestas salen entre 28 y 30 diputados, estoy a un pie de entrar como diputado en la Asamblea de Madrid”, se sorprende Escudero que se presenta a sí mismo como “joven, gitano y vallecano”.
Para Escudero, la política va de ayudar a la gente de su barrio, y espera “dar ese punto de realidad que muchas veces falta en las instituciones”. Defiende que hacen falta más gitanos y gitanas en la política y la administración. En ese sentido, coincide con el candidato de Junts per Catalunya en que hay una agenda transversal que une a los y las gitanas que entran en política y que trasciende las siglas de los partidos a los que pertenecen: “El bienestar de nuestro pueblo, de nuestra gente, está por encima de todo. Se notó en el Pacto de Estado contra el antigitanismo en esa subcomisión que consiguió estipular el antigitanismo como delito de odio. Seguí en vivo la retransmisión mientras se me salían las lágrimas viendo a esos tres grandes gitanos de distintas formaciones, hablar y defenderlo”.
Gitanos y gitanas, pero no solo
El hecho de compartir algunos objetivos políticos en relación a su pueblo no reduce a las personas gitanas a una especie de sujeto esencialista. “Yo antes soy mujer y después soy gitana. Además, todas las cuestiones generales me afectan de la misma manera que a cualquier otro ciudadano”, recuerda Heredia. Pero también reconoce que el hecho de ser gitana aporta a la política el entendimiento de situaciones que solo pueden comprenderse a partir de haberlas vivido. “Incluir esa mirada de la diversidad cultural era una deuda que tenía la política en sí. En ese sentido, las elecciones de 2019 también marcaron una diferencia, tener a cuatro diputados, tener representación municipal en ciudades de España, de Cataluña… Lo positivo sería no frenar aquí, que esto se siga construyendo”. Para Heredia la asignatura pendiente es avanzar en memoria y reparación. “Se tiene que reconocer lo que ha pasado con el pueblo gitano históricamente, hasta que no se repare ese proceso histórico que nos ha llevado a la situación que tenemos, no vamos a conseguir tener los mismos derechos que cualquier otro ciudadano”, sentencia.
Para Valentí, la institución sin duda es un lugar desde el que combatir el antigitanismo, “pero también dedicarse a temas fundamentales que no afectan solo al pueblo gitano, como Educación, vivienda, salud y empleo”. El candidato de Junts per Catalunya quiere aclarar que como políticos gitanos no representan a la población gitana. “Nosotros no somos líderes, somos activistas. Ahora claro. Si nos piden una reunión con colectivos gitanos, pues evidentemente yo la voy a montar para que vengan y escuchen las propuestas”, la prioridad sin embargo no es convencer, sino hacer. “No se trata de: voy a buscar tu voto y después no me acuerdo. Se trata de trabajar con nuestra gente. De estar allí con ellos”.
Para Escudero también es importante dejar claro que las personas racializadas no cubren una cuota en los partidos. “Mi fin no es decir, soy gitano y estoy aquí, si no, soy gitano y te hablo de educación pública, te hablo de formación profesional, te hablo de movilidad, te hablo de transporte público, te hablo de ecologismo”, reivindica el joven, que recuerda que ya cuenta con una trayectoria como vocal vecino.
Hernández tampoco viene solo del activismo gitano, en realidad su primera lucha fue de tinte laboral. “En el trabajo me llamaban la sindicalista, aunque nunca he estado afiliada a ningún sindicato. Tuvimos un proceso de ERTE en un call center en el que nos echaron a 398 personas de una tacada”. El hecho de que entrara en política le viene casi natural, su abuelo fue concejal en el primer ayuntamiento en León. “De casta le viene al galgo, la política siempre se ha mamado en casa”. Y la política, recuerda, ha estado siempre presente en el pueblo gitano, aunque ahora por fin se haya hecho más visible. “La primera manifestación que hubo en democracia fue en la Puerta del Sol, gitanos pidiendo pan y trabajo. Más político que esa primera manifestación dentro de la democracia no lo hay. Lo que pasa es que nunca se nos ha visto como sujetos políticos. Es más, casi siempre la mayoría de partidos nos han usado como para dar el toque de color, el toque folclórico”, de “Gitano de Temporá”, dice, citando la canción del “tío Raimundo Amador”. Y trae otro referente, al tío Marianet de la CNT, clave en la Guerra Civil.
Hernández va también bien posicionada en la lista, la número tres. “Creo que es muy importante visualizar a las personas racializadas, en este caso gitanos o gitanas que vamos en listas. Pero también me gustaría, como dijo el otro día la prima Sandra Heredia —que como salga alcaldesa de Sevilla nos vamos todos para allí— que algún día, y espero sea dentro de poco, deje de ser noticia que estemos ocupando los espacios que nos corresponden”. La integrante de Adelante Andalucía, es la única política gitana que encabeza una lista en las elecciones del 28M, en su Comunidad Autónoma otros dos candidatos gitanos se presentan ante las urnas: Sheila Carmona Silva, en Linares, está en la lista Izquierda Unida – Más País – Verdes Equo, mientras que al ayuntamiento de Sevilla, también se presenta el socialista Mario Vargas Camas. Su compañero de partido en Catalunya, Paco Vargas Porras, se presenta con el PSC en la localidad de Sant Adrià del Besó. Las próximas elecciones pueden pues, ser una cita clave para que las demandas del pueblo gitano entren en primera persona en muchos ayuntamientos.
Un trabajo coordinado por la Universidad de Sevilla consigue crear un colectivo para reivindicar mejoras y hacer que las adolescentes persigan salidas alternativas
Zíngara (se omite el apellido por ser menor) tiene 14 años, 11 hermanos ya casados y sueña con ser maestra, a diferencia de muchas de sus compañeras “que, con 15 años, tienen novio, han dejado el instituto y ya están amargadas”, según relata. Naira, de ocho años, quiere ser médica, futbolista y pintora. Alegría, de 12 años, también aspira a enseñar y su compañera Carmen, de la misma edad, se ve como peluquera. Todas son de etnia gitana y viven en los barrios más desfavorecidos de Sevilla, Pamplona, Córdoba o Alicante. Cada mañana, cuando levantan la persiana y pisan la calle para ir a los centros educativos, solo ven suciedad, cables descubiertos, casas arruinadas, basura, zanjas, insalubridad… Un proyecto de investigación de la Universidad de Sevilla y otras cuatro entidades académicas, llamado [J]itana, busca una nueva fórmula para revertir esa realidad, que la degradación del entorno no sea una condena permanente, que las niñas y sus madres sean dueñas de su futuro, cumplan sus sueños, transmitan su aprendizaje y alcen la voz.
“Tenía que llevar a mi hijo en brazos por la escalera para que no le picaran las pulgas. Protestaba, pero no venían a desinfectar. Me vi impotente”, recuerda Raquel Gabarre, que lleva 43 de sus 50 años viviendo en el Polígono Sur de Sevilla, un conjunto de barrios con la menor renta de España, según los Indicadores Urbanos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y donde sobreviven 50.000 personas con 5.666 euros de ingresos medios anuales.
Patricia Amaya, de 44 años, ha vivido algo más de una década “en el peor bloque del barrio” con una niña pequeña a la que acompañaba a diario al colegio sorteando todo tipo de riesgos desde los rellanos de la escalera hasta el centro escolar. Es limpiadora y ha trabajado 14 horas diarias por cinco euros la hora y sin asegurar. Ha conseguido salir de ese bloque con la ayuda de esa hija a la que protegía y que hoy está ya asentada en Pamplona y con un trabajo. Ambas representan a la mayoría de la población del Polígono Sur: obreros, luchadores y resilientes. “Aquí hay más gente que cuida de todo y que trabaja que gente que no lo hace. Nos hacen creer que es culpa nuestra, pero es mentira. El barrio está deteriorado desde hace 30 años y debería ser ilegal vivir así. Es infrahumano”, asegura Raquel Gabarre.
Ella y Patricia Amaya forman parte también de [J]itana, el proyecto liderado por la Universidad de Sevilla, financiado por la Agencia Estatal de Investigación (43.560 euros del plan de I+D+i Retos de Investigación con fondos europeos FEDER) y con especialistas de distintos ámbitos de la psicología social y experimental, la sociología, la docencia y la enfermería coordinados por el catedrático Manuel García Ramírez.
El programa, según resume el investigador principal, nace tras constatar varias circunstancias fundamentales: “El abandono es indiscutible y las mujeres son víctimas. No se les puede criminalizar ni considerar culpables ni exigirles que lo resuelvan. También constatamos que las medidas de seguridad, políticas y de participación fracasan porque se hacen de espaldas a la comunidad gitana. No se identifican”.
De esta forma, el programa, que no nació como exclusivamente femenino, pero fueron ellas las que se involucraron de forma mayoritaria, se plantea desde una premisa novedosa: la participación y liderazgo gitano para establecer pautas de acción. “Las mujeres y las niñas son coinvestigadoras. Es una alianza. Creamos un espacio seguro donde todos aprendemos”, explica Daniela Miranda, investigadora procedente de Boston (EEUU) que se ha asentado en Sevilla tras implicarse en el proyecto.
García Ramírez coincide en esta simbiosis: “Una niña de 15 años puede que no haya salido nunca del barrio. Construye su vida desde esta realidad deprimida y deteriorada que lleva al abandono temprano de la formación y a matrimonios adolescentes”. El 70% de las chicas gitanas de España abandonan la escuela a los 12 años. “Las niñas ni se plantean sus sueños”, comenta Marta Lajos, quien colabora en el proyecto con Gaz Kalo (Pueblo Gitano), la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra. “Pero sobreviven y podemos aprender de esa resiliencia, de su fortaleza, del concepto de familia. Hay patrones de vida digna y es lo que busca el proyecto”, añade el investigador principal.
El plan pasa por una primera fase de identificación de los problemas a partir de una fórmula denominada Fotovoz (photovoice), un proceso por el cual los participantes en el programa señalan y registran los problemas que hay que mejorar en su comunidad mediante imágenes. “Se deshabitúan. Dejan de ver algo como normal y toman conciencia al fotografiarlo”, explica García Ramírez.
Las imágenes dan lugar a un diálogo crítico que ha desembocado en Yiló (corazón en caló), un colectivo gitano y académico que permite pasar a la acción. “Vamos a hacer algo. Hay que empezar. Que nuestras hijas tengan sus sueños”, relata Raquel Gabarre.
Daniel La Parra, catedrático de sociología de la Universidad de Alicante e integrante del proyecto, explica que afrontan “problemas invisibilizados de los que apenas se habla, ni siquiera en el mundo académico, o que, cuando se hace, se estigmatiza a las víctimas y no se les reconoce la capacidad de observar y proponer”. “Hay que cambiar la gobernanza, pero la velocidad es muy lenta”, lamenta.
La finalización de la primera fase del proyecto, que ha conseguido una prórroga, ha llevado a la recreación en la Factoría Cultural del Polígono Sur de La casa de los sueños, una reproducción del hogar gitano al que aspiran las integrantes del programa, con un dormitorio donde, a pesar del paisaje que perciben por la ventana, cuelgan las ilusiones de futuro.
En la sala de estar de esa casa ideal se sienta Alegría, hija de vendedores ambulantes que insiste en que quiere ser maestra. “Me gusta trabajar con las niñas”, asegura. Y está dispuesta a todo, a trabajar y a estudiar hasta el final. Cuenta con el apoyo de la familia, igual que Carmen, su compañera, más tímida, pero también convencida de que el matrimonio precoz que sirve de salida para muchas compañeras no le lleva a ningún sitio.
“Las escuchamos, creamos un ambiente de confianza”, explica María Jesús Tejerizo, colaboradora del programa, para resaltar la importancia de este cambio de actitud. Recuerda una niña muy tímida que comenzó retraída en el proyecto hasta que un día dijo: “Yo quiero hablar”.
La investigación la ha llevado a cabo el Centro de Investigación y Acción Comunitaria de la Universidad de Sevilla (CESPYD), una Coalición para el Estudio de la Salud, el Poder y la Diversidad que tiene como misión desarrollar proyectos de investigación-acción comunitaria encaminados a aumentar el bienestar de grupos vulnerables y minorías étnicas.
Maritha Marques lucha contra el capacitismo y el antigitanismo desde los colectivos y las redes sociales. Esta treinteañera portuguesa señala las barreras e imaginarios que se presentan en el camino hacia la igualdad de derechos.
Nacida en Lisboa a principios de los 90, Maritha Marques es un referente dentro del Pueblo Gitano y de las personas con discapacidad por su lucha incansable en ambos frentes. Nació con un síndrome poco conocido y, a sus 31 años, es la persona con más edad viva en el mundo, afectada por esta enfermedad. Además de eso, tiene una discapacidad visual por haber estado mucho tiempo en la incubadora cuando nació sin que le tapasen los ojos.
Licenciada en Economía por la Universidad de Lisboa realiza contenido en redes en portugués y castellano adaptado a las personas con discapacidad visual. Con una fuerza y una determinación increíbles, ha logrado superar muchas de las barreras que le pusieron desde pequeña para su normal desarrollo y hoy trabaja como economista y realiza activismo gratuito para dar a conocer la realidad del pueblo gitano y de las personas con discapacidad.
¿Dónde naciste? En Lisboa, en el 92, y aquí vivo. Tanto mi formación académica como mi trabajo los he realizado en Portugal.
¿Por qué hablas tan bien el castellano? Por los dibujos animados; aquí los enseñaban en su idioma original. Fue una estrategia del gobierno portugués. Cuando estalló el cine hablado, gran parte de la población aún era analfabeta, por ello, en lugar de doblar las películas, decidieron sólo subtitularlas. Así las personas se verían “obligadas” a consumir el cine nacional. Eso se mantuvo así hasta dos mil y pico. Como yo tengo baja visión, no lograba ver los subtítulos, me acostumbré a escuchar y con el tiempo ya entendía casi todo, aunque no hablase muy bien.
¿Qué discapacidad tienes? Tengo discapacidad múltiple. Tengo baja visión, veo un 15% de un ojo y un 30-40% del otro, y tengo un síndrome muy raro, Stuve Wiedemann, soy la única persona en el mundo que lo tiene y es mayor de 18 años.
Nací con una insuficiencia respiratoria, por lo que estuve mucho tiempo en la incubadora, no me cubrieron los ojos y parte de la córnea se ha quemado. Los médicos ya habían visto que había algo diferente en mí, pero me trataron como una niña normativa y a los diez meses se me comenzaron a modificar las articulaciones. También los brazos, las manos, las piernas y pies, se han deformado. Después empezaron a investigar y se dieron cuenta de que era algo que no tenía nombre.Ahora, décadas después, sabemos que si la persona pasa los seis años es un milagro y el punto que la mayoría no resiste es la adolescencia, de los 13 a los 16 años. Mi hermano, que tiene la misma discapacidad, tiene 16 años y yo pronto cumpliré los 31. No hay registros médicos suficientes, por lo que no se sabe qué puede pasar conmigo.
¿Es correcto decir discapacidad o se debe usar otro término? Se puede hablar de diversidad funcional, pero, en mí opino, es un eufemismo. De esa manera estás poniendo la discapacidad como algo negativo y no lo es. Se trata de una característica más de una persona.
¿Cuál es el término correcto entonces para hablar de la discapacidad? Persona con discapacidad. Antes se decía personas con necesidades específicas o necesidades especiales, pero todos tenemos necesidades específicas. A lo mejor yo necesito un 35 de pie y tú un 37, por ejemplo. Eso ya es una especificidad, no somos iguales, no hay un patrón único.
También se decía persona portadora de discapacidad, pero la discapacidad no es algo que se porta y que se pueda sacar cuando quieras. Tampoco se debería decir discapacitado, porque en ese caso estás reduciendo toda la persona a la ausencia de sus capacidades.
Cuando yo nací, como era diferente y mis padres eran gitanos, jóvenes y muy pobres, en el hospital quisieron mandarme a una institución de niños. Mis padres se negaron y se quedaron conmigo
Por eso lo más correcto es decir persona con discapacidad, primero el individuo y luego la discapacidad, como una característica más. Es como cuando te refieres a una mujer morena o a un hombre alto.
Desde que los términos se formulan por las organizaciones implicadas, lleva su tiempo para que la población en general los comprenda y los acepte como correctos. A mí me pasa algo similar con la disidencia sexo-afectiva, todavía hay muchas cosas que se me escapan.
Por lo que me dices, tu vida es una proeza y un caso único, pero también un poco “experimental”, ¿qué supone todo esto para ti? No pienses que me siento privilegiada. Si yo soy la única que ha llegado a esta edad significa que los demás niños no tuvieron las condiciones necesarias para seguir adelante. Cuando yo nací, como era diferente y mis padres eran gitanos, jóvenes y muy pobres, en el hospital quisieron mandarme a una institución de niños. Mis padres se negaron y se quedaron conmigo. Pero no sabían bien qué hacer ni cómo. Después me sacaron de ese hospital y me metieron en otro en el que estuve hasta que cumpli un año y medio más o menos. Decían que nunca iba a sujetar la cabeza o que nunca iba a comer por mí misma, esos diagnósticos de médicos que no saben que cada caso es distinto.
En el colegio no me aceptaban porque decían que tenía que estar en una escuela especial. Deducían que mi discapacidad física iba aparejada una discapacidad cognitiva/ intelectual, pero no es así. Finalmente, me admitieron en un colegio de pago, en el que no se dieron cuenta de que era gitana. Por aquel entonces yo tenía siete años y los niños de mi clase tenían cinco. Yo nunca había estado en una guardería porque no me habían aceptado y los demás niños sí tenían esa experiencia.
Después salté dos años, porque estaba haciendo cosas en clase que ya sabía ya que las había aprendido de mis padres en casa.
Aquí son cuatro años de primaria y cambias de ciclo educativo. Tenía nueve o diez años cuando tuve que cambiar de nuevo, pero no me aceptaban otra vez. Hasta ese momento no tenía aún la silla de ruedas, caminaba muy mal, pero caminaba. Finalmente me aceptaron en una escuela pública y fue mi padre el que construyó algunas de las rampas para que pudiese acceder a casi todos los lugares.
En esa época tú vivías en una chabola, ¿qué opinión tienes de los procesos de realojo tan comunes durante esos años? Creo que se deberían ofrecer otras soluciones. Antes de salir a derribar la vivienda de una familia que la tiene así construida, hay que preguntarles qué quieren. Si quieren salir de ese sitio o quieren mejores condiciones para seguir viviendo allí. A mi familia y a mi nos sacaron de la chabola, que ahora se llaman “casas prefabricadas” en Oeiras, que actualmente es una de las zonas más ricas de Portugal, y nos metieron en un gueto. No sabíamos que ese terreno valía tanto dinero, pero, claro, nosotros nos levantábamos por la mañana, caminábamos dos o tres metros y ya teníamos la playa…
Por lo que dices, tu padre y tu madre te han apoyado siempre desde el principio y con fuerza. Eran jóvenes y tenían muy pocos recursos, pero me apoyaron mucho. Se han sacrificado para pagar mis colegios y los centros de actividades, no sé cómo se llamarán en España. Recuerdo que en la primaria yo era la primera que llegaba, sobre las 6:30h exactamente, y la última que salía, a las 20:00h. Esto porque mi padre trabajaba a 80km de allí y tardaba bastante en recogerme.
¿Cuál de las dos opresiones, el hecho de ser gitana o las discapacidades que tienes, han pesado más en tu vida? Aquí es donde entra la interseccionalidad. Yo era la niña de la silla de ruedas y los profesores me trataban como si fuera un loro, un espécimen extraño. Había varias actitudes, la infantilización o bien ignorarme o idolatrarme poniéndome como ejemplo de superación. Cuando se enteraban de que era gitana, se olvidaban un poco de la discapacidad, porque cualquier niño puede tenerla, pero, por otro lado, no cualquiera podía ser gitano.
Dentro de mi comunidad, era la niña enferma, con una sobreprotección muy exagerada, que también es capacitista: “La niña que no se caiga, que no resbale, que no se dañe”. Es decir, que siempre las dos han formado parte de mi vida, no hay una que haya pesado más que otra.
A pesar de todo, has estudiado muchísimo. Sí, tengo una licenciatura en Economía, otra en Gestión Financiera y tengo un Máster en Economía Internacional y otro en Contabilidad y Fiscalización de Finanzas Empresariales.
La verdadera valoración de mi “trabajo” se da cuando un padre o una madre me dice que ha enseñado mis videos o mis posts a su hijo o hija con discapacidad y que, desde entonces, me he convertido en una de sus referentes
¿Por qué te has formado tanto? Mi padre trabajaba en una constructora, como yo siempre he tenido altas capacidades para la matemática le hacía la contabilidad. También lo hice para demostrar a la gente que también podría hacerlo. Actualmente, tengo una vida estable, pero quisiera cambiarme de área. No me quejo porque se gana bien, pero sinceramente ya no me satisface del todo.
Realizas mucho contenido en redes sobre capacitismo y antigitanismo. ¿Consideras que es valorado? Personalmente, no me importa si me valoran mucho o poco. Tengo conciencia de que las estadísticas son importantes, pero no son fundamentales. Además, tanto mi Instagram, como Facebook están en castellano y portugués y eso confunde al algoritmo. Sin embargo, la verdadera valoración de mi “trabajo”, se da cuando un padre o una madre me dice que ha enseñado mis videos o mis posts a su hijo o hija con discapacidad y que, desde entonces, me he convertido en una de sus referentes. O cuando algún joven gitano me habla para informarse sobre nuestra historia porque ha leído mis textos.
¿Qué importancia le das al contenido en las redes? Las redes sociales han ganado su espacio en la formación de jóvenes e incluso de adultos. De hecho, pienso que, si podemos perder dos horas viendo videos, también podemos hacerlo en contenido que sirva para nuestro desarrollo personal y profesional. Yo produzco contenido porque siento la necesidad de aportar mi percepción como gitana y persona con discapacidad. Intento demostrar a la sociedad hegemónica que, aun siendo rehén de una triple vulnerabilidad, tengo mucho que decir.
Así, también busco incentivar las personas a hacer su contenido más inclusivo, utilizando el texto alternativo para que las personas con discapacidad visual puedan “ver” imágenes y vídeos. Y créeme, no se necesita ser una maestra escribiendo, solo echarle ganas.
¿Cómo de importantes crees que son los referentes para los niños y las niñas diversas? En mi adolescencia yo no sabía que había personas con discapacidad en áreas como el cine, la pintura, la música, la literatura, entre otras muchas. Cuando lo descubrí, mis horizontes se expandieron por completo. La mismo ocurre si pensamos en los niños y niñas gitanas. Me pregunto: ¿cómo sería si supiesen que una de las primeras profesoras universitarias tenía origen gitano y que, por sus contribuciones en el campo de la matemática, la homenajearon dando su nombre a un cráter lunar?
Los niños y niñas del Pueblo Gitano no pueden soñar porque tienen muchos caminos cerrados. El simple hecho de seguir estudiando cuando muchos profesores te dicen que vas a acabar vendiendo en un mercadillo es ya un logro. También pasa con los propios padres, ellos no han tenido la oportunidad y piensan que los niños tampoco la tendrán. Conozco gitanos diplomados que se han tenido que ir a vender al mercadillo. Aquí, en Portugal, durante la pandemia un líder político sugirió meter a los gitanos en campos de confinamiento, ya te puedes imaginar el escándalo. Mucha gente empezó a compartir sus profesiones y algunos fueron expulsados de su trabajo porque hasta la fecha no se sabía que eran gitanos.
¿Cuál de los mitos sobre Pueblo Gitano crees que pueden influir más en la concepción sobre ti misma cuando eres más pequeña? Dicen que no servimos para nada, que solo queremos vivir de ayudas, que somos muy ruidosos, que somos problemáticos. Siempre son los mismos tópicos. La gente busca comparar a toda una nación, porque el Pueblo Gitano es una nación, con su compañero, su vecino o quién sea.
También hay muchos mitos en cuanto a la discapacidad que has ido rompiendo: el tema de la edad, el tema de no poder estudiar hasta determinados niveles, etc. No vamos a mentir, la religión tiene mucha culpa en esto. En la Biblia hay varios casos donde se demuestra que tiene que haber una curación para que las personas sean vistas como “normales”, y hasta que no sucede el milagro son tratadas como desgraciadas e incapaces. Esto influye en la percepción de las personas normativas, hacia las personas con discapacidad. Actualmente, si pensamos en el sistema educativo, ya hay cambios en comparación a mi época; sin embargo, aún hay quienes confunden inclusión con segregación. Que una escuela tenga una clase especialmente destinada a niños o jóvenes con discapacidad, no está solucionando el problema.
Si pensamos en el sistema de salud, en los hospitales todavía somos tratadas bajo el análisis del modelo médico. No nos miran como personas plenas, sino como si estuviéramos “estropeadas”. Hay personas que no salen de casa porque están esperando un milagro de Dios, ¡y esto grave!
Pero si lo que buscas es un ejemplo práctico, te digo que, en este momento, está en Lisboa la gran exposición de Frida Kalho y yo no puedo visitarla. Esto porque no está adaptada a personas con discapacidad motora, lo cual no deja de ser alarmante teniendo en cuenta quién es la artista.
Los niños y niñas del Pueblo Gitano no pueden soñar porque tienen muchos caminos cerrados. El simple hecho de seguir estudiando cuando muchos profesores te dicen que vas a acabar vendiendo en un mercadillo es ya un logro
¿Cómo ves tú el activismo que se está desarrollando dentro de la juventud gitana y cuáles serían los referentes a los que todas podríamos acudir? En Tik tok, por ejemplo, destacaría a Josico Hernández y a Jonathan Fernández, cuyas capacidades de exponer sus ideas son impresionantes. También en esa plataforma está la prima Ana Giménez, conocida como Gipsytreiner que nos enseña a tener una vida más sana. Y no podría olvidarme de Aurora Muñoz, la Gipsyland, que nos cuenta episodios y personajes de la historia gitana. En Instagram podéis leer a Tendencias Gitanas, una cuenta que siempre está al tanto de lo que pasa en las comunidades gitanas.
¿Y Sobre la silla? Hace poco que pusiste un post diciendo que es algo que ha servido mucho a las personas con discapacidad. Eso es lo que digo siempre. ¿Cómo es posible que se tardara tanto y que hasta el siglo XIX a nadie se le ocurriera poner unas ruedas a una silla? La sociedad de hoy tiene que estar construida y preparada para todo tipo de personas. Yo cuando voy a un teatro y veo que tienen rampa o tienen un lugar para mi silla, me alegro y casi me emociono, pero, al fin y al cabo, son mis derechos, no tengo que dar gracias a nadie por cumplir con su obligación.
¿Cuáles son nuestros derechos y obligaciones? Tenemos derecho a transitar por el mundo y hacer todo lo que las personas normativas hacen: salir, comprar, charlar, cenar, casarnos, tener hijos… Nuestras obligaciones son las mismas que las de los demás: trabajar, pagar impuestos, ayudar al prójimo. Somos personas y ya está. Recuerdo una frase de alguna compañera feminista que dice “No quiere reivindicar mis derechos como gitana sino como persona”, y en la discapacidad es exactamente lo mismo.
Aquí, están adaptando el ticket que se necesita para guardar turno en la sala de espera. Es una máquina que tienes que tocar los botones y sacas el papelito con tu número. Pero, ¿cómo yo con la silla de ruedas voy a llegar a la máquina que saca el ticket y con mi discapacidad visual voy a ver el número que me dan?
Hablo por mí, pero también por las personas mayores. Es como cuando vas a un restaurante que no está adaptado y van dos chicos jóvenes y te cogen en volandas. Para mí sigue siendo raro que una persona quiera cogerme en brazos, yo soy una persona, no un objeto, y tampoco tengo cuatro meses. Por eso dejé de ir a muchos sitios que no estaban adaptados. ¡Me niego a aplaudir el Capacitismo estructural!
Tú trabajas y haces activismo aparte porque no consideras el activismo un trabajo. Explícame más esa idea. Considero como activismo la militancia o una acción continuada con el objetivo de lograr un cambio social o político. A partir del momento en que cobras por esto, estás prestando un servicio y deja de ser la acción voluntaria que considero que tiene que ser. A pesar de que cobro por muchas ponencias por cuestiones burocráticas, lo que hago es donarlo a una Fundación que acoge a niños huérfanos. Es la manera que encuentro de seguir realizando activismo sin beneficiarme.
El hecho de ser mujer suma una nueva opresión a las que ya estamos comentando, tu gitanismo y tu discapacidad. El machismo es un problema social, como sabemos. Además de ser gitana o tener una discapacidad, siempre seré una mujer. La figura hegemónica de la discapacidad es el hombre con silla de ruedas cuando la mujer tiene 3 veces más probabilidades de sufrir una violación o una agresión física. Cuando hablamos del Pueblo Gitano, aunque vuelvo a repetir que no hay más machismo en él, la mujer sigue sufriendo las opresiones del patriarcado que tan bien conocemos.
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